Comentario
Algo más joven es Dirk, Dieric o Thierry Bouts, de Haarlem. Aun con residencias temporales en su ciudad natal, su lugar de trabajo común es otra importante ciudad flamenca: Lovaina. Muere en 1475, muy poco después de Christus y unos años más tarde que Weyden. Su arte es en apariencia algo más severo y solemne que el de Weyden y claramente menos emotivo. Sus personajes se elevan rígidos y de largo canon, muchas veces ajenos a su entorno, en ocasiones modelados por una luz que destaca sus formas plásticas.El Políptico del Museo del Prado es una de sus pinturas jóvenes. El Tríptico de la Santa Cena de la iglesia de San Pedro de Lovaina es una de las más complejas, con una tabla central adecuada al tema, en donde reconstruye un ambiente de gran sala flamenca contemporánea bañada por una luz lateral que provoca sombras. La presencia de un personaje de época en la parte derecha plantea el problema de su identidad. El Tríptico del Descendimiento (Capilla Real de Granada), de grandes dimensiones y montado hoy en un marco ajeno al original, se copia en menor tamaño en otra pieza exquisita de ejecución en el colegio del Patriarca (Valencia), repitiendo lo dicho antes, sobre la capacidad de copia en esta pintura, sin apenas pérdida de calidad.El Museo de Bruselas conserva un díptico del Juicio del emperador Otón, muy significativo de un tipo de pintura que no debió faltar nunca en ciertas salas de justicia en los Ayuntamientos. Weyden realizó uno, perdido, aunque conservado en el recuerdo y en copias, algunas sobre tapices, que hablan de la popularidad alcanzada. El de Bouts está en esta línea. En ningún momento esa solemnidad algo inexpresiva, pero digna, está presente como en los grupos complementarios en torno a la escena principal.Una nueva generación aparece luego y sus dos mejores representantes son Memling o Menlinc y Hugo van der Goes. Difícilmente podría pensarse en personalidades más contrapuestas. Mientras en Memling todo es amable y suave, desde el color hasta los gestos más dramáticos enmascarados por una paleta grata de tonos claros, en Goes la tensión afecta a todos, incluso a los secundarios, de caras inquietantes y expresiones alucinadas, mientras tonalidades agrias se combinan en una paleta muy personal. También su vida fue diferente. Memling tuvo éxito y su vida se desarrolló con placidez, mientras pintaba continuamente hasta completar un amplio catálogo. Van der Goes padeció trastornos psíquicos que le llevaron a encerrarse en casas de salud de un modo voluntario. También disfrutó de un gran prestigio, pero pintó poco. Nacido hacia 1440, muere en 1482, por tanto, bastante joven. Memling debió nacer cinco o diez años antes y murió en 1494, por tanto tendría una edad más avanzada de lo común para aquel tiempo.En el Pecado Original (Museo de Viena) los desnudos de Adán y Eva tienen una fuerte presencia, mientras la serpiente-Lilith semihumana, convierte la placidez paradisíaca en un lugar inquietante. De madurez (hacia 1475-76) es el monumental Tríptico Portinari (Museo Ufizzi), nueva muestra de aprecio de los italianos por lo flamenco. La adoración del Niño por parte de los pastores, José y María y los ángeles es una de las grandes composiciones de la pintura flamenca, pero también una muestra de las capacidades del artista y del afloramiento de sus tensiones internas. Esto aún es más evidente en la Muerte de la Virgen (Museo de Brujas), donde los colores expresan en sus combinaciones contrapuestas y las cabezas de los apóstoles en sus gestos idos un mundo desquiciado, pero muy intenso. Justo de Gante no deja de usar una gama relativamente similar en ocasiones, pero falta en él la tensión y el nerviosismo patológico de Van der Goes.Brujas es el lugar de residencia de Memling, cuyo origen es aparentemente alemán. Para la ciudad y su hospital de San Juan pinta el Relicario de Santa Ursula, que en un tiempo fue obra emblemática. El desarrollo narrativo, las peripecias de los viajes de la santa y sus compañeras ponen de manifiesto su sencilla forma de contar, en la que el dramático final queda algo deslucido y privado de su truculencia sangrienta.No tiene inconveniente en utilizar modelos de Weyden en algunas de sus composiciones, como en el Descendimiento de la capilla Real de Granada, interpretadas muy libremente, como en el Tríptico de la Epifanía del Museo del Prado. Su arte dulce y agradable se encuentra a gusto en alguna sacra conversazione, utilizando el término italiano, como la que presenta la Virgen y el Niño en diálogo con los ángeles y santa Catalina, en presencia de los santos Juanes y santa Bárbara (Museo Memling, Brujas). Su capacidad narrativa se pone a prueba en un tipo de pinturas que llevó más lejos en este camino que cualquier otro artista. Me refiero a tablas como Los siete gozos de María (Museo de Munich) donde en una superficie de 189 cm de longitud se comienza con la Anunciación y en un camino ideal nos vamos encontrando con el Anuncio a los pastores, nacimiento, huida a Egipto, matanza de los inocentes, etc., hasta concluir con la ascensión de Jesús y la asunción de María. También popularizó un tipo de díptico devocional transportable en donde a un lado está la Virgen y al otro el donante en oración ante ella, como en el famoso de Maarten van Nieuewenhove (Museo Memling, Brujas).Hasta ahora los flamencos se muestran poco receptivos al arte renacentista italiano. Progresivamente cambiará la situación, pero de modo paulatino. Es difícil poner punto final al desarrollo de esta escuela tan singular. Gerardo David, nacido hacia 1460, no muere hasta 1523. Es siempre el último de los grandes maestros aún góticos. Su obra es casi tan extensa como la de Memling, aun liberada de atribuciones poco fiables. Su línea es similar en cuanto a la obtención de un arte grato y la alta calidad de ejecución se mantiene. Pero, ¿por qué exactamente terminar con él? Jerónimo Bosch, el Bosco del siglo XVI hispano, es un artista singular y único cuyo arte se puede mantener al margen de clasificaciones. Por ello mismo, ¿qué hay de renacentista en él? Un crecido número de pequeños maestros de buena calidad está en torno, con su magnífico oficio y la herencia de sus antecesores.